En esta última década hemos visto desaparecer comercios señeros implantados en nuestra ciudad en los primeros lustros del siglo pasado. Una cantidad relevante de comercios tradicionales optaron por cerrar su negocio, ante la irresistible oferta de vender o arrendar su local o ser destruido para construir, un negocio inmobiliario especulativo e interesado, que ha conseguido entre otros fines, hipotecar el suelo de la ciudad a nuevos propietarios cuyas pretensiones son las de acaparar espacio y marca comercial en Huelva. Franquicias que necesitan más cuota de mercado para cumplir el objetivo de extenderse a nivel nacional, ocupan los mejores sitios de las calles más comerciales del Centro, son módulos estereotipados en cuanto a interiorismo, luminotecnia, y escaparates, disfrutan de privilegios en cuanto a contratación laboral, pueden establecer a su conveniencia los horarios de apertura y cierre tanto laborables como festivos… En definitiva, son franquicias independientes, cuyos gerentes o encargados muy disciplinados, reciben órdenes directas de la central para evitar cualquier compromiso de colaboración que les pueda comprometer y/o beneficiar al conjunto de los comercios instalados en las calles peatonales de los centros comerciales abiertos.
Estas cadenas que miran de perfil al asociacionismo, representan una seria amenaza al comercio tradicional, por las ofertas y descuentos que realizan de productos propios, con precios imposibles que no tienen competencia Tienen un exhaustivo control de los gastos y todas las compras deben ser autorizadas desde la central: la publicidad en radio, prensa, tv, el marketing,las bolsas,etc. Todo, absolutamente todo, es fiscalizado desde la central, máximo rendimiento con el mínimo gasto. Éstas son las líneas maestras definidas que caracterizan a los grandes centros y establecimientos de franquicia instalados en Huelva.
El aumento de los comercios orientales que todos conocemos, han marcado de por vida un espacio urbano con restaurantes y locales de diferentes metrajes donde los chinos venden de todo, trabajan muchas horas todos los días, obtienen las licencias de apertura fáciles, los epígrafes para la venta autorizada de todo es cuestionable y la calidad de sus artículos es discutible. Sin embargo, el bajo precio como acicate hace que un tipo de clientela urbana les asegure el negocio. Una situación que debieran considerar los ayuntamientos o la administración central legislando normativas para controlar estos comercios que continúan de esta guisa tantos años, propietarios o empresarios que nunca han estado dispuestos a la participación asociativa en los centros comerciales abiertos de Huelva.
En la misma dirección se encuentran las entidades bancarias, que obtienen grandes beneficios con los intereses bancarios de los comercios y las ventas a crédito, de igual manera han ocupado los mejores locales de nuestra ciudad y a excepción de las dos cajas de ahorros el resto se olvidan o abstienen de colaborar con las asociaciones de comerciantes afiliadas a la Federación de Empresarios.
Los centros comerciales abiertos promueven acciones conjuntas en las que participan los comercios asociados y otros no afiliados, como las emprendidas en estos últimos años con la colaboración del Ayuntamiento, como han sido el entoldado de las calles, la feria de la tapa, las luces navideñas, el tren para los niños, los puestos, las atracciones de feria, los aparcamientos, la seguridad para evitar la venta ambulante callejera, la limpieza, la publicidad, los concursos y actividades en la Semana Santa, El Rocio, Colombinas, Festival de Cine, etc., que celebrándose en la ciudad,sirven para promocionar la actividad comercial precisamente en las calles peatonales de nueva construcción que se han inaugurado en el centro. Todos los comercios asociados o no, como es el caso de las franquicias, entidades bancarias y comercios orientales, se posicionan con indiferencia y evasivas ante los planteamientos asociativos, que puedan reportarles cualquier carga económica por mínima que esta sea. En cambio, si se benefician de todas estas acciones programadas y soportadas por los CCAs.
Todos los establecimientos comerciales integrados en las calles peatonales del centro de la ciudad, denominados Centros Comerciales Abiertos, debieran de estar asociados y contribuir económicamente al sostenimiento y participación de las actividades que se tienen durante el año. Es una responsabilidad solidaria con el resto de comercios y una forma de hacer causa común para afrontar los retos de recortes que se avecinan. Una mínima tasa municipal de régimen local serviría para cubrir los presupuestos de actividades subvencionadas hasta ahora por la Asociación de Comerciantes y el Ayuntamiento, una recaudación de la comunidad de comerciantes destinada a mantener y potenciar conjuntamente las actividades que realizan los CCAs. Entre todos, es posible que las calles de nuestra ciudad puedan iluminarse más y mejor cada año, no a media luz o ninguna, que podrá suceder si continua la indiferencia y falta de compromiso asociativo que hemos padecido estas navidades.
El refranero sabio español sentencia: “De fuera vendrán que de casa te echarán”, podíamos cambiarlo por “De fuera vendrán que en casa ayudarán”. Todo es posible.
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