Con la adhesión de la Academia Andaluza de Gastronomía y Turismo al Manifiesto en defensa de la raza porcina ibérica –promovido por la FOE- son ya casi medio centenar las instituciones de distinto ámbito y representación que ven en la Norma de Calidad del Ibérico -promulgada en el 2007 por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación- un freno en orden a preservar la raza porcina ibérica, la dehesa, los valores añadidos que en torno a ella se han desarrollado y la industrial tradicional desarrolla en torno a todo ello..
Es inadmisible, sobre todo en estos tiempos de tantas dificultades, que se pretenda proteger bajo la marca de ibérico a todos los productos, sea cual su procedencia o la alimentación que haya recibido, dando al traste con el esfuerzo que ha supuesto poner en el mercado un distintivo de calidad del que ahora se pretende sacar provecho todos por igual, al amparo de dicha norma.
Por eso, los firmantes del Manifiesto en representación de organizaciones empresariales, Cámaras de Comercio, organizaciones de agricultores y ganaderos, Asociaciones del Sector de la Carne, Universidades, empresas productoras, Asociaciones de Consumidores, Denominaciones de Origen, Centro Superior de Investigación Científica y, recientemente, la Academia Andaluza de Gastronomía y Turismo se han puesto de acuerdo en reclamar la modificación de la normativa y establecer una diferenciación clara para que la denominación de ibérico se aplique sólo a los derivados del cerdo ibérico puro, mientras que el resto quede bajo el calificativo ‘cerdo cruzado con ibérico’.
Sobre el sistema productivo es imprescindible se establezca también una clara distinción para definir los actuales sistemas de alimentación en base a bellota y recebo (producción tradicional en régimen extensivo en la dehesa) y los producidos en régimen intensivo (cebo).
Se pretende con todo ello, no sólo de proteger a una marca de rango internacional que es ya de sí importante, sino que vendría a aportar más transparencia e información al consumidor y evitarle cualquier confusión al respecto, a través de campañas de promoción diseñadas desde sus Asociaciones representativas.
Además, la falta de esa nítida diferenciación a la que hacemos alusión, acarrea importantes perjuicios para el sector ganadero y para la industria transformadora ya que cada uno, en la parcela que el corresponde, están asumiendo la responsabilidad de garantizar la pureza de la raza ibérica símbolo de unos productos de calidad, reconocidos dentro y fuera de nuestras fronteras.
