Acabamos de terminar el Año 2011, y es hora de hacer balance. A diferencia de muchos políticos, incluso medios de comunicación, que sólo se acuerdan de esto del turismo, cuando aprieta el calor…desde el sector turístico, se hace necesario hacer números y ver cuál ha sido el resultado del negocio turístico durante el pasado año.
Previamente debemos advertir al lector que en un contexto de crecimiento notable (entorno a un 7/8 %) del turismo internacional como consecuencia de la primavera árabe en nuestro país, Huelva ha sido probablemente el único destino de costa que no sólo no ha apreciado ese incremento, sino que ha descendido a cuotas que hacen sonar las alarmas, y que a juicio de muchos cuestiona nuestro futuro en el caso de no tomar medidas.
No pretendemos ser agoreros, ni sombríos (como algunos/as nos catalogan), sólo pretendemos constatar y contar la realizad de un sector que parece ser el bálsamo de fierabrás del sector productivo provincial, pero como muchos está sufriendo el abandono al que el conjunto de la clase política de nuestra provincia parece habernos condenado.
Los datos son tozudos, y a simple vista aparecen ante nosotros como esa madre que te recuerda permanentemente que debes hacer lo deberes y que si no los haces te pasará factura en el cole y como no en tu futuro más cercano.
Centrándonos en los datos aportamos los más destacados, comparando los años 2011 y 2010:
Descenso del número de viajeros extranjeros: -17.723
Descenso de pernoctaciones de extranjeros: -35.499
Descenso Grado de ocupación medio: -2 ( nos situamos en un modesto 47.42%)
Caída de los ingresos hoteleros por venta directa de camas: -18.39%
Perdida de rentabilidad de : ( 7-13%)
Resulta más que evidente, que con este panorama, debemos empezar a estar preocupados por el futuro de la principal fortaleza económica que se revela como la esperanza a nuestra maltrecha economía provincial, si no ponemos remedio a sus más que evidentes males.
La famosa estacionalidad, unida a la falta absoluta de unas mínimas infraestructuras que nos acerquen a los mercados emisores, son un cóctel peligroso que debemos aprender a combatir, con los medios que estén a nuestro alcance.
No podemos esperar más, nuestra absoluta dependencia de un cada vez más maltrecho mercado nacional, y nuestra falta de presencia en destinos emisores internacionales, exigen una actuación inmediata e importante al objeto de paliar nuestras más que evidentes debilidades.
Sabemos que las infraestructuras no van a llegar pasado mañana, aunque no nos cansaremos de reivindicar y pedir esas inversiones, sabemos además, y la experiencia así lo confirma, que nuestro destino es atractivo para cualquier operador y que el grado de fidelidad de nuestros clientes es muy elevado, también por pura experiencia sabemos que somos unos absolutos desconocidos para parte de los destinos emisores nacionales, y por supuesto para la totalidad de los destinos internacionales….que hacer pues?
La respuesta no es otra que invertir en promoción y comercialización. Es más que evidente el crecimiento exponencial que se ha producido en torno a nuestra oferta turística, pero sin embargo el crecimiento de la inversión en promoción no ha sido proporcional a este. Necesitamos de una vez por todas un verdadero compromiso por parte de todas las administraciones, para unificar todos los recursos y acciones que se planteen desde la perspectiva de la promoción turística, así como una apuesta cierta en cuanto a la dotación de recursos económicos para a su vez mejorar los distintos planes de acción que tanto Patronato de Turismo y empresarios ponemos en marcha año tras año.
Si nos dejamos llevar por la inercia, como en tantas otras cosas hemos hecho en esta provincia, nos convertiremos en un destino residual, que solo será productivo tres meses al año, tirando así por tierra todas las perspectivas que esta industria ha generado y lo que es peor, teniendo la sensación de que nuevamente hemos perdido una gran oportunidad para sacar adelante nuestra provincia.